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Sal a caminar: es bueno para ti

Ahora que el calor del verano ha pasado, el clima afuera es prácticamente perfecto. Ni demasiado calor ni demasiado frío, justo lo suficientemente fresco como para que al caminar no te sobrecalientes. Esto hace que caminar sea un placer, no una tarea. Combinado con el hermoso paisaje (¿a quién no le encantan los brillantes colores quemados del otoño?) y los deliciosos olores (aire fresco, hojas crujiendo bajo tus pies), crea un ambiente que inspira, tranquiliza y realmente te permite sumergirte en tus pensamientos.

Los múltiples beneficios

Hay muchas razones para caminar: ir del punto A al punto B es una (y probablemente la más popular); mantenerse en forma es otra. Pero caminar también es bueno para la mente y el bienestar emocional, ¡y puede ser una excelente actividad social! Antes de adelantarnos, enumeremos todos los beneficios de caminar. Ejercicio físico: Caminar es un ejercicio físico fácil y placentero, en lugar de duro y doloroso. Estudios han demostrado que caminar regularmente (diariamente, semanalmente, etc.) ofrece los mismos beneficios físicos que el ejercicio regular de un tipo más vigoroso. Por ejemplo, tres caminatas de 15 minutos al día:
  • ayudarte a perder peso
  • Reducir la tasa de aumento de peso (para que puedas mantenerlo)
  • Fortalece tus glúteos (también conocidos como los músculos de los glúteos)
  • mejora tu equilibrio
  • controlar sus niveles de azúcar en la sangre
  • bajar la presión arterial
  • niveles más bajos de triglicéridos (esta sería la cantidad de grasa que tiene en la sangre; los niveles altos aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca)
  • fortalece tu sistema inmunológico
Todo está en tu cabeza. Lo bueno del ejercicio en general es el efecto que tiene en nuestro estado de ánimo. Todos lo hemos experimentado: ese día en el que nos despertamos con el pie izquierdo en nuestra maravillosa cama y, a partir de ahí, todo va cuesta abajo. El ejercicio es conocido por ayudarnos a ver ese día horrible desde una perspectiva diferente, no tan sombría. Caminar lo lleva un paso más allá porque…
  • Mejora tu estado de ánimo durante más de 2 horas después de caminar.
  • Mejora tu memoria (la teoría es que el aumento del flujo sanguíneo al cerebro apoya y fortalece el centro de la memoria… aunque el aire fresco probablemente no haga daño)
  • Reduce el estrés (los estudios han demostrado que las personas ven sus problemas de una manera más positiva después de una caminata corta y enérgica).
  • reduce la presión arterial
  • Reduce los niveles de triglicéridos (esta sería la cantidad de grasa que tienes en la sangre; los niveles altos aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas)
  • refuerza tu sistema inmunológico
  • te permite pensar, sin distracciones (a diferencia de conducir, andar en bicicleta o incluso levantar pesas, tu cuerpo está en piloto automático cuando caminas, por lo que tu mente es libre de vagar)
  • Te da la oportunidad de mirar el mundo (si no estás perdido en tus pensamientos)

Caminar conscientemente

Perderse en los pensamientos es un camino; otro es meditar mientras caminas. También conocido como caminar conscientemente, es uno de los cuatro estilos de meditación, según los budistas. Caminar conscientemente implica concentrarse en el cuerpo y la respiración, de forma similar a como el yoga te anima a hacer lo mismo. Aquí tienes los pasos para caminar conscientemente, por si te interesa explorar un poco la meditación mientras haces ejercicio.
  1. Elija una ruta que lo lleve en un círculo grande o una que simplemente lo lleve a caminar de arriba a abajo por su acera (estilo línea recta).
  2. Empieza a caminar y adopta un ritmo que te dé tranquilidad: si vas demasiado lento, podrías sentir que no te mueves; si vas demasiado rápido, te perderás en la respiración. No te preocupes si cambias de velocidad mientras caminas; es natural y no hay problema. El objetivo es encontrar un ritmo que te permita conectar con tu cuerpo sin distraerte con la incomodidad o el cansancio.
  3. Una vez que hayas encontrado tu ritmo, dirige tu mente hacia tu interior; un gurú sugiere pensar en ello como "dejar que tu cuerpo te lleve a pasear". Solo cuando hayas logrado esta conexión podrás avanzar al siguiente paso.
  4. Desliza tu atención hacia abajo y concéntrate en tus pies y la parte inferior de tus piernas. El movimiento de tus pies al dar cada paso será tu ancla durante la caminata consciente. Deja que tu mente y tu cuerpo sientan cada sensación al caminar: la tensión de los músculos, la flexión de los dedos en los zapatos, la elevación del pie, el golpe al tocar el suelo (o la ausencia de golpe, dependiendo de cómo camines y la superficie sobre la que te encuentres). Concéntrate en estas sensaciones y, cuando tu mente divague, recupérate concentrándote de nuevo en ellas.
  5. Si necesitas ayuda para mantenerte alerta (por así decirlo), intenta identificar cada movimiento o detalle de tu ritmo al caminar: levantar, mover, colocar. Este puede ser tu mantra mientras caminas para mantenerte centrado.
La clave para meditar mientras caminas es dejar ir todo lo demás: concentrarte solo en tu cuerpo y ser consciente de ti mismo. ¿Con qué frecuencia sales a caminar cada semana? ¡Comparte tus experiencias con nosotros!

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